Cuarenta y un iniciativas de escala territorial en 7 regiones del país y una inversión directa de 1.073 millones de pesos, dejó el proyecto GEF Comunidades Mediterráneas Sostenibles que desarrolló el Ministerio del Medio Ambiente

La experiencia tuvo como objetivo el desarrollo de acciones a escala local para la protección o conservación de la biodiversidad y la implementación de prácticas sustentables en el territorio de la ecoregión mediterránea de nuestro país.

Luego de seis años de trabajo, se puso fin al proyecto GEF Comunidades Mediterráneas Sostenibles, cuyo objetivo fue el trabajo con comunidades que habitan en la ecoregión mediterránea de nuestro país, con el fin de desarrollar iniciativas a escala local para la protección o recuperación de los ecosistemas y la implementación de prácticas sustentables agroecológicas, protección del bosque nativo y gestión de los recursos hídricos.

En la última sesión del Comité Directivo de Socios, que integraron varios servicios públicos (Conaf, Indap, Fosis, Infor y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático), el Jefe de la División de Educación Ambiental y Participación Ciudadana del Ministerio del Medio Ambiente, Juan Pablo Torres, destacó los aprendizajes que dejó el proyecto: “Nos demuestra que es posible desarrollar iniciativas sustentables de carácter local, con un alto compromiso de las comunidades.  Hemos visto iniciativas muy interesantes sobre conservación del paisaje, usos sostenibles de la tierra o recuperación de bosque nativo, combinadas con actividades económicas de carácter familiar. Entonces, la conservación del patrimonio ambiental es posible en armonía con la acción de las comunidades, con la actividad humana en sus distintas facetas”, enfatizó.

Por su parte, la Oficial a cargo del Área de Desarrollo Sostenible del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Paloma Toranzos, entidad que estuvo a cargo de la implementación del proyecto, llamó la atención sobre el alto nivel de participación de las mujeres y la conformación de lideresas en sus localidades, como también, de la posibilidad de trabajar directamente con las comunidades y resolver con ellas sus problemas.

A la hora del balance el proyecto nos deja 41 iniciativas de escala territorial ejecutadas en 15 comunas, y en siete regiones del país (Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule, Ñuble, Biobío y La Araucanía), con una inversión de 1.073 millones de pesos y con la participación estimada de 1.000 personas, un 53% de las cuales, fueron mujeres. Asimismo, se capacitó a 84 líderes y liderezas locales, a través de un curso de formación

Desde el punto de vista de la planificación del territorio y la conservación de la biodiversidad, el proyecto tuvo un alcance territorial de 840 mil hectáreas, con una inyección directa sobre 4.500 de ellas. Entre las iniciativas se destaca la construcción de cercos vivos, obras de protección de cultivos, manejo y técnicas de protección de suelos -especialmente degradados-, regeneración pasiva de bosques nativos y reforestación de especies, protección de vertientes y desarrollo de medidas de adaptación a los efectos del cambio climático.

Entre los desafíos de continuidad del proyecto, Juan Pablo Torres, destacó la necesidad de continuar trabajando con las metodologías usadas en el proyecto GEF que “nos servirán para perfeccionar el trabajo de relacionamiento comunitario que desarrollamos como ministerio en varios territorios que arrastran conflictos ambientales de larga data; y también, nos pone el desafío de perfeccionar la intervención que  hacemos como Estado en las comunidades, a fin de lograr un trabajo integral de las políticas públicas”.

El último paso del proyecto será la realización de una serie de actividades de difusión e intercambio de experiencias, especialmente en regiones, durante el primer semestre de este año.

 

 

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