Una de los legados que dejó la COP25 para nuestro país, fue la creación de una Agenda Subnacional de Acción Climática, cuyo objetivo es identificar las fortalezas y desafíos que tienen los gobiernos locales para incorporar acción climática en sus territorios, como también para identificar las políticas públicas susceptibles de mejora en este campo.
El equipo de trabajo está integrado por representantes del Ministerio del Medio Ambiente, la Asociación Chilena de Municipalidades, Asociación de Municipios para la Sustentabilidad Ambiental (AMUSA), SUBDERE y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quienes, pese a la pandemia del COVID 19, han seguido trabajando en forma virtual en una agenda que contribuya a la creación de mejores condiciones institucionales para la mitigación y adaptación al Cambio Climático en la escala local.
“Esta pandemia nos ha corroborado la relación indisociable que existe entre bienestar de las especies no humanas, de los ecosistemas y de la sociedad humana, cuestión que constituye la base de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030”, señala Paloma Toranzos, jefa del área de Gobernanza y Desarrollo Sostenible del PNUD, quien agrega: “Sin sostenibilidad ambiental no habrá sostenibilidad social o económica. Promover y priorizar la acción climática en todos los niveles no es solamente necesario, sino imprescindible. La crisis climática sigue siendo una realidad que continúa afectando a millones de personas en el mundo y también en Chile”, asevera.
Toranzos cree que la crisis sanitaria dejará huellas severas en las poblaciones más vulnerables. “Los datos y tendencias que tenemos hasta ahora, muestran claras y fuertes relaciones entre niveles de vulnerabilidad poblacional, incluidos aquellos asociados al Cambio Climático, e impactos del coronavirus, tanto a nivel de contagios y defunciones, como también en otras dimensiones y variables del bienestar humano, como empleo, ingresos, educación, salud mental, violencia intrafamiliar, etc, en diversas escalas -se estima, por ejemplo, que el COVID-19 está empujando a cerca de 100 millones de personas a la extrema pobreza en el mundo-. En el nivel familiar, por ejemplo, vemos como las cuarentenas obligatorias aumentan los niveles de hacinamiento y, en las regiones del centro sur del país, incrementan el uso de leña para calefaccionar viviendas que muchas veces no poseen cualidades térmicas adecuadas, elevando la contaminación por material articulado (PM10 y PM2,5) y el riesgo de desarrollar enfermedades cardiorrespiratorias. Al mismo tiempo, vemos como comunidades y territorios vulnerables frente al Cambio Climático, se han visto impedidas o desafiadas para aplicar algunas medidas de resguardo y contención básicas frente a la pandemia, como, por ejemplo, contar con el agua suficiente para realizar lavados de manos regulares, que impidan el contagio y propagación del virus. Las labores campesinas, el cuidado de los animales, no puede ser efectuado en modalidades no presenciales. En síntesis, aunque aún nos falta información y evidencia, parece claro que las condiciones de vulnerabilidad incluidas aquellas derivadas de los efectos del Cambio Climático acrecientan los efectos negativos del Coronavirus a niel global y también nacional”.
De esta situación, surge la necesidad aún más de fortalecer la agenda subnacional, como lo advierte Esteban Delgado, profesional del PNUD. “Creemos que los objetivos de recuperación no son incompatibles con los de la sostenibilidad y, en ese sentido, vemos muchas oportunidades y complementariedades entre la formulación de una agenda como la perseguida, e instrumentos tales como el “Plan de Emergencia por la Protección de los ingresos de las familias y la Reactivación económica y del Empleo”, la “Estrategia Climática de Largo Plazo”, las reformas legales en curso, el cumplimiento de la NDC del país, los Planes Regionales de Acción de Cambio Climático, los Planes de Desarrollo Comunal, las actualizaciones de los Planes Reguladores comunales, los instrumentos de fomento sectoriales, entre tantos otros instrumentos de desarrollo con que el país cuenta. Las respuestas a los desafíos de este nuevo escenario, necesitan ser innovadoras, transformadoras, inclusivas, integrales y sostenibles”, afirma el experto.