P.: Tomando en cuenta la emergencia sanitaria mundial por Covid-19, que incluso ha repuntado en algunos países del mundo, ¿cuáles consideras que sean las ventajas de que la educación se lleva a cabo al aire libre, considerando la emergencia sanitaria mundial?
S.: En mi opinión la educación al aire libre es siempre una oportunidad para la inmersión en la naturaleza. Estando dentro de ella, se puede aprender desde las sensaciones que ella despierta. Un espacio arbolado que no necesariamente debe ser un bosque original o un ecosistema prístino, es un espacio rico en olores, colores, texturas y sonidos que facilitan al estudiante el aprender haciendo, vivenciando, tocando, oliendo y mirando.
Una de mis intervenciones educativas favoritas en el Bosque Santiago es la visita con estudiantes de básica a la Estación Visual de la Pradera de los Sentidos. Los estudiantes llegan a ella por un sendero y una vez dentro, a través de una rutina los invito a diferenciar entre ver y mirar. La intervención concluye con la pregunta sobre que entienden por contemplar; en ese punto se produce un cambio cualitativo, desde lo vivido surge para cada uno la convicción de que en la contemplación se ve y mira, pero desde la emoción, desde los recuerdos, desde las alegrías, o desde las tristezas.
Esta intervención educativa produce un cambio en la precepción inicial de los estudiantes sobre la naturaleza y me atrevo a pensar que en ese momento ellos vivencian los beneficios que la naturaleza ofrece para el bienestar, la salud, y la sanación.
P.: Y en medio de este escenario, ¿qué valores consideras que deben sumarse o perpetuar, tras esta pandemia, en relación con la Educación Ambiental?
Creo fundamental que las personas comprendan que la Pandemia del Covid-19 es otra de las consecuencias del Cambio Global, que el Cambio Climático es uno de los componentes del Cambio Global y que el Cambio Global abarca al conjunto de cambios ambientales derivados de las actividades humanas que de manera acelerada están modificando procesos determinantes para el funcionamiento del sistema Tierra. Dentro de ese conjunto de cambios están el Cambio Climático, la pérdida de biodiversidad a nivel de gen, especies y ecosistema, el Cambio en el uso de la Tierra, las modificaciones de los ciclos biogeoqímicos y finalmente la invasión de especies exóticas.
S.: La Educación Ambiental debe, por tanto, trabajar en la dirección de que las personas asuman su corresponsabilidad individual y colectiva en la generación de la crisis ambiental, en el desarrollo de las medidas de adaptación y mitigación que garanticen la vida de las personas y por último en la construcción de soluciones futuras.
P.: Dado lo anterior, ¿cuál consideras entonces que debería ser el nuevo eje de acción para la educación ambiental, considerando esta pandemia?
S.: Producir un cambio conductual en la dirección de que las personas asuman como propia la idea de que el bienestar individual no sólo depende de lo que cada persona haga para alcanzarlo, sino también con lo que haga o deje de hacer un tercero donde quiera que esté. En otras palabras, la Educación Ambiental debe consustanciarnos con lo que está detrás del antiguo proverbio chino que dice que “El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”.